Economía de la identidad: recuerda este concepto cuando dudes acerca de cómo acercarte a tus clientes.
Hoy, en la era digital y en un mundo que es cada vez más abierto en materia de diversidad e inclusión, la economía de la identidad es aquella que rige, por lo que debemos perseguirla.
¿De qué se trata? Dentro del ámbito empresarial, de buscar reflejar la identidad de aquellos que consumen nuestro producto y servicio. De lograr que ellos se identifiquen con nosotros. Que descubran valores, actitudes y creencias de ellos mismos y de su identidad, a través de nuestra marca.
Este es un vínculo de mutuo beneficio: como empresas conseguimos ser la mejor versión para nuestros clientes, porque habremos de lograr esa conexión que tanto anhelamos como marcas; y los clientes a su vez encuentran en nosotros un producto o servicio con el cual se sienten cómodos, porque habla sobre ellos mismos.

¿Cómo desarrollar la economía de la identidad?
En principio, pensando menos en nosotros como empresas y más en ellos, en los consumidores.
Como siempre decimos, fundamentalmente habremos de conocer a nuestro cliente. Qué siente, qué piensa, qué quiere y qué necesita. Cuál es su identidad y cómo podemos resaltarla. Cómo nuestro producto puede hacerlo sentirse identificado y entendido por nuestra parte.
Aquí será clave una buena y muy cercana comunicación.
En definitiva, lograr que nuestra marca hable y represente a nuestros clientes, es la base de la economía digital. Para ello, hoy no nos servirá contar nuestra historia, sino que habremos de contar la de ellos, a través de nuestra perspectiva.
Contar su historia de identidad, utilizando como herramienta lo que vendemos, junto con los valores que buscamos transmitir. Lo cuales serán, naturalmente, los mismos que los de ellos.
¿Cómo manejarnos en cuestión de identidades?
Este siglo XXI es el más abierto en materia de géneros e identidad. Hoy se promueve la idea del respeto y del desarrollo máximo de cada individuo; la libertad para ser quien sea ser. Y esto es algo que hoy, como marcas, debemos predicar.
Habrá que ser siempre abiertos e inclusivos en cuanto géneros; más allá de cuál sea el género particular al que nos dirigimos.
Pensamos en nuestro cliente y en su historia para personalizar nuestro contenido y nuestras estrategias en pos de sus necesidades y deseos; pero también abrimos paso a que todas las personas puedan sentirse parte de esta identidad.
Este será el pilar fundamental en esta economía: estar abiertos y escuchar. ¡Adelante las estrategias de social listening! Dejemos de poner a nuestros negocios en el centro y actuemos, en cambio, como agentes de contexto, como ayudantes; solo así los clientes se identificarán positivamente con nuestras acciones.
